Resaca post-festividades

Hay una magia detrás de los villancicos, los atardeceres deslumbrantes de noviembre y los olores de canela y ponche que envuelven los convivios. Yo escojo enfocarme en estos detalles de las festividades para no ser consumida por la ansiedad del tráfico, animosidades entre familiares y ausencia completa o parcial de limites hacia los demás pero en especial hacia mi misma.

La convivencia mas frecuente con familiares y amigos que usualmente no veo a lo largo del año tienen sus bendiciones (claro!) pero mi experiencia con limites como parte de un proceso de sanación tiene una trayectoria muy corta en mi vida. Por lo mismo, el rodearme de conversaciones que me drenaban energéticamente, abandonar mis limites y mis necesidades o simplemente regresar a ser aquella persona que solía ser para “encajar” con los grupos grandes me dejó exhausta.

No había sentido aún la pérdida energética hasta que conscientemente despedí las festividades el 26 de diciembre en la mañana quitando TODAS las decoraciones navideñas. Esto lo interpreté como una movida pasivo-agresiva de rechazo hacia mi comportamiento y trajo consigo una resaca emocional.

Afortunadamente, los planes de fin de año pusieron un fin a este comportamiento de auto-sabotaje y victimización que me fue tan familiar (patrón de conducta antiguo) y pude regresar a mi centro. Guardé junto a la guirnalda, los renos y las figuritas de Santa Claus la negación y el miedo que me consumió esporádicamente y decidí cambiar el casette por uno de ilusión y presencia.

Regresar a mi centro:

Para regresar a mi centro, tengo que hacer un proceso de #recalibrar

Hacer el listado de agradecimientos tiene un efecto dominó a nivel energético y emocional. Si no tengo donde apuntar, hago la lista en mi cabeza o en voz alta de ser posible.

Tiempo de calidad con personas que suman o la tribú de elección siempre es un “game changer” para mí. Mi circulo me suma y yo me puedo sentir en mi elemento, libre y presente.

Ser consentida por nuestros seres queridos es un plus! Pero el darme una dosis de amor propio es una declaración al universo de como quiero ser percibida por otros. Como yo me trato a mi misma es el indicador para las demás personas de como nos deben tratar.

Así que con ilusión y presencia arranquemos este nuevo año. Decretemos éxito, amor, pasión, sorpresas que sumen sonrisas a nuestras caras y si vamos a derramar lágrimas que sean de agradecimiento. Por aquellos sueños que dejamos en el 2019 y los nuevos del 2020, por aquellas metas que seguimos visualizando y por aquellos momentos que nos acompañan y recuerdan porque queremos seguir adelante. QUE SE VENGA CON TODO 2020!

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